23.1.10

RECUERDOS (1)

EL ROSARIO DE LA AURORA
(Contado y cantado...Hacer click para escuchar)

En este mi pueblo, Alcaine, teníamos la devoción y costumbre de rezar el rosario y entre estos estaba el de la Aurora. Se rezaba la noche del Sábado de Gloria, o sea, al terminar la Cuaresma y entre el final de la noche del sábado y el amanecer del domingo de Pascua, esto es a la llegada de la aurora. Se empezaba saliendo de la iglesia y se iba recorriendo como una rondalla, pero rezando y cantando, cánticos y coplillas religiosas. Se hacían 7 u 8 paradas, como cuando se echaba un pregón, para que se enterara todo el pueblo…

La primera en la plaza de la iglesia, y decía así:
Aquí empieza el rosario,
fieles cristianos,
que con fe y devoción,
todos rezamos.

Y seguía este estribillo:
Viva María
muera el pecado
y Jesús sea siempre glorificado

Ya andando hacia la plaza alta, se rezaba el Padre nuestro, díez Avemarías y el Gloria. En la plaza alta, parada y otra coplilla:
Las partes del rosario,
son escaleras,
para subir al cielo,
las almas buenas.

Otra vez al estribillo y al rezo y caminando hasta la puerta de la casa del cura (hoy el albergue), y allí otra coplilla:
El demonio a la oreja
te está diciendo,
deja misa y rosario,
sigue durmiendo.

Y el mismo estribillo de viva María y rezo. Caminando hacia las cuatro esquinas, nueva parada y coplilla:
Los que van al rosario,
no tienen frío,
se sienten arropados,
por Jesucristo.
Se sigue el recorrido, ahora hasta el Planillo, cantando y rezando el mismo repertorio. En el Planillo otra coplilla:
Al rezar el rosario,
Virgen bendita,
el demonio se aleja,
más que deprisa.


Viva María, rezo, estribillo y adelante.

Del Planillo a la Casa Solada y allí otra coplilla, después de haber llegado cantando y rezando:
Te rezamos los fieles,
Virgen María,
para que nos protejas,
todos los días.

Se sigue la marcha rezando y cantando el estribillo, hasta la Herrería. Aquí otra coplilla:
Los fieles que rezamos,
a cualquier hora,
es el mejor momento,
este de la aurora.

Se sigue caminando y con el rezo, y cantando hasta la puerta de la iglesia, donde termina el rosario con esta coplilla:
Aquí acaba el rosario,
reina y señora,
al que todos llamamos,
el que la Aurora.

También soliamos añadir una coplilla un poco irónica, la cual decía:
Los que van al Rosario,
No tienen frio,
Porque llevan la tripa,
Llena de vino.


Y así finalizaba

Yo, aún tuve la suerte de participar en un rosario de estos en mi mocedad. Nos dirigía Mosén Dionisio, un sacerdote joven de la Hoz de la Vieja, recién ordenado, y que ejercía su ministerio en Alcaine por los años cincuenta (por cierto, fue el que me casó). Con él empezamos el Rosario, pero a las pocas coplillas nos dejó, porque aquello no lo veía muy claro. Es que en cada parada la vecindad nos ofrecía cosas: un vaso de vino, una copa de aguardiente, unas pastas, una botella de moscatel y mil cosas más. Y claro, poco a poco, se caldeaba el ambiente y la gente se desmadraba, y en vez de rezar, se cantaba, se decían palabrotas… y era tal el alboroto que aquello terminaba escandalosamente, entre discusiones y peleas.




De aquí viene que cuando una reunión o juerga acaba de forma distorsionada, se dice: “esto va a terminar… como el Rosario de la Aurora”.

Manuel Tomeo
El Sebastián

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