Cómo se hacían los cañizos...
Las herramientas o utensilios que normalmente se empleaban en su elaboración eran: las cañas, abiertas en tiras, como es natural; las guías o moldes; una hoz o faz de cañicero; los abrecañas y la razón.
Los moldes o guías eran dos cañas medianas de un metro de largo, superpuestas y atadas de una a otra en una tira, separadas por un pequeño tabique para que cupieran las cañas guías repartidas en cinco espacios, las cuales soportaban el tejido que se hacía con las cañas abiertas.
El abrecañas era un trozo de madera de roble, de doce o catorce centímetros de largo, redondo y grueso, como una botella de vino normal, el cual se podía asir fácilmente con la mano. Abierto por una parte con tres o cuatro hendiduras terminadas hacia el centro, formando una punta o ángulo, que al presionar por el hueco de las cañas, hacia salir tres o cuatro tiras con las cuales se hacia el tejido.
La faz u hoz, era una herramienta provista de un mango corto que al fondo tenía una hoja curvada, ancha por un lado, y al otro, una cuchilla cortante. Servía para pelar y cortar las cañas por donde hiciera falta.
La razón era una madera de unos cuatro centímetros de grosor y unos treinta de largo, en forma de pala con mango para golpear las cañas, tanto el relleno, como el tejido. Estos cuatro utensilios eran los utilizados para hacer los cañizos, pero ahora hace falta saber cómo.
Primero, como es lógico, había que cortar las cañas, que solían hacerse a mediados de invierno y casi a la par, se preparaban las herramientas para desarrollar la faena. Con la faz se pelaban las cañas; se ponían los moldes separados de uno a otro, más o menos a dos metros, medida de la que tenía que ser el largo del cañizo. En esos espacios de los moldes, se ponían las cañas guía para formar los costillares. Como las cañas aun tenían flexibilidad, con el abridor se abrían las que tenían que emplearse para tejer. Éste era el inicio del trabajo, hacer el tejido con las cañas abiertas, haciéndolas pasar entre los costillares del armazón, empezando de abajo hacia arriba.
Cuando se terminaba de tejer aquellos costillares o guías, se iban rebutiendo de arriba a bajo con las cañas más delgadas, para que el cañizo quedara más tupido y reforzado. A continuación se sacaban los moldes; con la razón, se daban unos golpes de ajuste al tejido y a las guías; se cortaban los salientes y dañados, y ya estaba listo el cañizo.