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¡Qué bien lo pasaba yo,
En el río de mi pueblo;
Pescando barbos a mano,
Sin redes y sin anzuelo!
Con algo de agilidad,
Y poniendo mucho empeño,
Los buscaba sin descanso,
Hasta que daba con ellos.
Bien debajo de las piedras,
Bien entre raíces y hierbas
O aunque estuvieran metidos,
Dentro de sus madrigueras.
Era un placer encontrarlos
Y cuando ya los tocaba,
Aquello era el no va mas;
¡Oh como los atrapaba!
El primero que cogía
Me lo ponía en la boca,
Después uno en la una mano,
Y los que podía en la otra.
Y con tres o cuatro peces,
A la orilla me salía.
Los contemplaba un ratico
Y al río los devolvía.
Así disfrutaba yo,
En el río de mi pueblo,
Pescando barbos a mano
Sin redes y sin anzuelo.